El pasado que vendrá by Jordi Sierra i Fabra

El pasado que vendrá by Jordi Sierra i Fabra

autor:Jordi Sierra i Fabra [Sierra i Fabra, Jordi]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Histórico
editor: ePubLibre
publicado: 2023-05-04T00:00:00+00:00


* * *

Siempre llegaba cinco o diez minutos antes, para echarle un vistazo al piano, afinarlo un poco más, e incluso tocar alguna pieza y recordar tiempos mejores. El dueño de la casa jamás estaba allí, aunque, a veces, lo veía al salir. Por esa razón se le antojó extraño encontrárselo en la sala, como si le esperara.

—Buenas tardes —se detuvo Jordi.

—¿Cómo está, señor Jofresa?

Castellanizaba la «J». No la pronunciaba con la entonación catalana. Por la misma razón, allí era Jorge, no Jordi.

Nada fuera de lo común.

—Muy bien, ¿y usted?

—Trabajo, trabajo, trabajo. —Hizo un gesto de suficiencia—. Ni se lo imagina. Bueno, nadie podría imaginárselo. ¿O cree que es fácil llevar un país, una región, una provincia o una ciudad como Barcelona? Todos, en mayor o menor medida, damos lo que podemos y más para mejorar España y darles a nuestros hijos la paz y el bienestar que merecen, ¿no cree?

—Desde luego. —Se arrepintió de haber llegado casi diez minutos antes, porque Salvador Sandoval no parecía dispuesto a irse sin más.

—Dice mi esposa que el aprendizaje de mi hijo va bien. —Fue directo al grano.

—Muy bien, sí. Es un gran chico, aprende rápido, y, desde luego, es muy habilidoso.

—Mi mujer está encantada.

—Puede estarlo.

—Yo jamás lo hubiera dicho, ya ve.

—Los niños tienen cosas ocultas, y aptitudes que nos asombran si, como se da el caso, salen a la luz.

—Ya, pero tocar el piano… —Plegó los labios en una mueca de estupor—. Nunca lo hubiera dicho. Desde luego él insiste en seguir la carrera militar.

—¿Es lo que usted quiere?

—¿Qué mejor orgullo para un padre que tener a un hijo al servicio de la Patria?

La Patria.

Se habían apoderado de ella, y de la palabra, y de todo cuanto significaba.

También de otras palabras, como Dios, Honor…

Todas con mayúscula.

Jordi no dijo nada.

Salvador Sandoval, sí.

—Le ha cogido cariño, ¿verdad?

—Claro. Es un buen chico.

—Me refería a él con respecto a usted.

—Bueno —vaciló un instante—. Creo que sí. Es lo que debe intentar un profesor, de la materia que sea. Eso de que «la letra con sangre entra» no es una máxima que me parezca muy acertada. Uno siembra lo que recoge. Jesús aprenderá mejor, como cualquier alumno, si se establece un puente de confianza entre nosotros. Además, lo importante es que las clases de piano no sean aburridas. Bastante pesado y lento es aprender solfeo o dónde se encuentra cada nota.

El falangista asintió con la cabeza.

—Me gusta usted, señor Jofresa —admitió—. Hábleme de su trabajo.

—No hay mucho que contar, se lo aseguro.

—Siempre es bueno aprender. Y soy curioso. Por ejemplo eso del 440. A mi esposa le sorprendió la cifra, aunque no supo explicarme muy bien a qué se refería.

—Más que una cifra, es un nombre —le explicó Jordi—. Se usa en tono coloquial para referirse al sonido que produce una vibración a 440 hercios y 20 grados centígrados. Sirve como estándar de referencia para afinar a la altura musical. La 440 es la nota que se encuentra cinco teclas blancas a la derecha del do central del piano.



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